El Poder Político

En tiempos actuales el poder político se ha trasformado en una herramienta de uso por parte de los que la poseen y no de servicio como debiese ser.
La política (cosa de todos) nace como una necesidad de depositar la confianza en una persona; que en respuesta a la dada haga valer los derechos, comunique los deberes y defienda a la población que representa. Pero estos valores de servicio público, en mi opinión, se han visto notoriamente trastocados, vasta con ver una campaña electoral, llenas de demagogia, de promesas imposibles de cumplir, propuestas irrisorias y así puedo seguir enumerando una tarde entera. Solo y con el único objetivo de captar votos; cuando el objetivo debería ser captar el respeto y reconocimiento de la gente, pero lamentablemente la población electoral no pasa de ser votos circulantes y los captadores de ellos, son sólo personas que saben prometer pero cumplir rara vez.
La política; la gente que conforma esta palabra debiese estar de tiempo completo dedicada a esta función, pues es la nación la que está en juego, el bienestar de la población que en mayor o menor medida representan y no como se ve ahora. La ciudadanía a disposición de las medidas tomadas por los políticos, pues es evidente que muchas leyes son dictadas por los políticos solo pensando en el bienestar propio y no del porcentaje de la nación que representa, muchas veces esta carrera es tomada como un simple sueldo; lanzan palabras al aire solo con el afán de asegurarse un salario relativamente alto.
Me indigna profundamente el analizar la gestión de un político y ver públicamente es aceptada por la mayoría de la población, cuando las promesas que fundaban los cimientos de tal gestión no se ven cumplidos ni en el porcentaje mínimo. El poder que posee la política es usado por gran parte de los que pertenecen a ella, para beneficio personal, parental o por compromiso con alguien. Pocos son los que dedican su vida a labor tan abnegada como es el representar a tus conciudadanos, de una manera noble y alejada de todo afán de poder.
Quizá esto radica en la pérdida de los valores del honor, el patriotismo y el compromiso. Pérdidas que se ven reflejada en gran parte del poder político, si tuviesen alguna remota razón de lo que significan estas palabras las leyes dictadas irían en directo beneficio del país; no se mediría cada palabra dicha, pues cada sonido que brotara de esas bocas sería el fiel reflejo del grado de compromiso que tienen con cada uno de sus compatriotas, no se armarían campañas millonarias con caras y nombres sino se organizarían grandes oratorias donde el personaje que quiere llegar al poder muestre así a flor de boca todas sus ideas y planteamientos. No se desgastarían inventando 25.ooo medidas irrisorias solo para decir "25.ooo medidas cumplidas", caminarían por las calles del lugar más cercano y constatarían así los reales problemas de la sociedad. Darían la mano a sus coterráneos todo el año y no solo a priori de la elección.
El poder político ha sido trastocado desde su raíz, son cada vez menos los que verdaderamente tienen el servicio público como arma de lucha, arma que ha sido destronada por la politiquería y la demagogia.
Dicho poder sirve ahora para tener un mejor puesto social, mayor reconocimiento, para poder controlar las leyes que puedan perjudicar sus intereses, o bien para promulgarlas a su favor, para lograr el bienestar de sus familias, para llevar el control de algo, por una simple cuestión de dinero o por tener cierto prestigio.
Ahora sirven las medidas que se ven bien, pero no las que verdaderamente apuntan a mejorar la nación de una manera radical, los esfuerzos de ven centrados en tener una buena apariencia, grandes reuniones para decidir la postura de tal o cual cosa, en vez de organizar salidas a terreno en las cuales poder ayudar concretamente, asesorías de imagen son casi más importantes que la pobladora que no tiene para comer e incluso puede llegar a implicar un gasto de tiempo y dinero mucho mayor la primera que la segunda, en la práctica mucho más importante.
La cosa pública debiese ser eso, el poder político también, éste solo debería ser utilizado por y para el bien de la nación o población representada, para ayudar a la gente y no para el perjuicio de ella. Por compromiso y no por ambición.

Danixa Del Carmen. Torres González